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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
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Dolarización: cuando la Nobleza duda, el Reino cae
miércoles, 26 de mayo de 1999
Octavio Fitch Lazo

La dolarización de México, implicará el debilitamiento final de su clase dirigente: empresarios, banqueros y políticos.

En el largo plazo, serían ellos los principales afectados, al haber abdicado ante su contraparte americana.

En cualquier proceso de coloniaje económico o cultural, la clase dirigente es quien resulta desplazada. Y su debilitamiento determina el fin de una Nación, como entidad independiente.

***

El informe oficial del Senado de los Estados Unidos, titulado "Impulsando la Dolarización Oficial de los Mercados Emergentes", establece claramente cuáles son las condiciones que deberá cumplir un país dolarizado. Destacan dos, cuyas consecuencias históricas, deberían ser cuidadosamente analizadas:

1) Apertura total a las inversiones y el capital norteamericano.

2) Certificación Anual Permanente, por parte del Congreso de los Estados Unidos.

Apertura total a la inversión estadounidense

Se promueve la dolarización, pensando en dos ventajas inmediatas: reducción de la inflación y disponibilidad de financiamiento a menores tasas de interés. Sin embargo, en el mediano plazo, la adopción del dólar como moneda nacional supone también una integración económica total, que permitirá el libre flujo de la inversión norteamericana hacia México.

Apertura total a la inversión… ¿Conviene esto a la clase empresarial?

El establecimiento de las grandes empresas americanas, en nuestro propio territorio, implicará una competencia feroz entre dos fuerzas desiguales, que a la larga terminaría debilitando a los empresarios nacionales. Resulta obvio: el pez grande se come al chico, si nada en la misma pecera.

Con el dólar circulando en México, y nuestro sistema financiero bajo la supervisión de su Reserva Federal, los empresarios estadounidenses se sentirán como en su casa. El país se habrá rendido ante sus pies. Existirá confianza total para invertir y querrán venir a establecer grandes negocios. Nosotros mismos, habremos abierto esa puerta. Competirán, no contra un pequeño puesto callejero, sino contra las grandes y medianas empresas, que representan la mayor parte de las utilidades del mercado.

Con la dolarización o el Consejo Monetario, las desventajas del empresario nacional frente a su contraparte, resultan evidentes, y finalmente resolverían la lucha en favor de los americanos:

1) Mayor disponibilidad de capital. Los Estados Unidos tienen acceso ilimitado a los dólares, impresos por su Reserva Federal. Ellos mismos, así lo reconocen. En este informe se indica, como un argumento para convencer a los congresistas norteamericanos de apoyar la dolarización, la siguiente proporción de señoriaje monetario: al gobierno (de EU) le cuesta 3 cts. de dólar imprimir cada billete, pero el gobierno (de EU) adquiere con él, bienes a cambio por valor de 1 dólar (100 cts.).

2) Libre acceso al sistema bancario de su propiedad, acorde con sus intereses comerciales, establecido en el territorio mexicano.

3) Influencia política directa ante sus representantes del Congreso y la Reserva Federal, instituciones sobre las que recaería, en última instancia, el control económico de México.

Dicen que el dólar financiará a los empresarios nacionales, para desarrollar a México. Yo no lo creo. El triunfo, casi nunca, se comparte. ¿Por qué habrían de financiar, si pueden hacer ellos mismos el negocio? El dólar no vendrá sólo. Vendrá acompañado por sus dueños; y el dinero sólo sabe ser fiel a su propietario.

¿Qué pasa con los empresarios mexicanos?

Están desmoralizados, por el fracaso monetario. Quizá duden, como clase. Ceden su mercado natural, en vez de defenderlo. Quieren compartir la utilidad, siendo que su naturaleza les indicaría procurar para sí, todo el beneficio económico que representará desarrollar a México en el futuro.

Apertura total al capital norteamericano

Una vez establecido el dólar, vendrá también el sistema bancario americano. Hasta ahora no se ha establecido, porque considera que no existen suficientes garantías. Con el dólar, y su Reserva Federal supervisando, cambiará la situación: se sentirán seguros. ¿Qué competencia podrá ofrecer nuestra frágil banca mexicana, ante los grandes consorcios financieros? Con toda seguridad, tarde o temprano, terminarían por absorberlos, o convertirlos en socios con posición minoritaria.

Dicen que el dólar capitalizará a la Banca Mexicana. Yo creo que no. ¿Por qué habrían de prestar dinero, pudiendo ellos establecer sus propias instituciones, y ganar para sí el gran mercado?

Con la dolarización, o el establecimiento de un Consejo Monetario, los bancos nacionales estarán en clara desventaja ante sus contrapartes norteamericanos, debido a lo siguiente:

1) Mayor capital disponible. Recordar: su Reserva Federal fabrica el dinero, a un costo de 3 cts. por billete.

2) Supervisión permanente de EU, a los bancos mexicanos. Probablemente, sus auditorías concluirán en informes parciales, en perjuicio de la Banca Mexicana, tal como ha sucedido ya con anterioridad.

3) Los bancos norteamericanos seguirán siendo respaldados por su Reserva Federal, prestamista de última instancia, quien les facilitará liquidez, cuando las condiciones macroeconómicas lo ameriten. Para los bancos de México queda cancelada, permanentemente, esa posibilidad.

4) La entrada de bancos extranjeros terminará por satanizar a la Banca Mexicana, que han visto mermada su credibilidad frente a los usuarios nacionales, aún cuando la culpa no es completamente atribuible a su manejo, sino también al esquema monetario internacional imperante y la mala calidad de la moneda, en todo el mundo.

¿Qué pasa con los banqueros nacionales?

Quizá duden, también, acerca de su viabilidad. Piensan que el dólar es la solución, sin advertir que sobre esta moneda no tienen influencia, ni política, ni económica. Ya no quieren ser dueños del dinero. Probablemente han decidido quitarse de encima este problema, y ser socios minoritarios de la banca extranjera.

Certificación Anual Permanente

Ya existe el caso de un político que propone en Washington la adopción de un Consejo Monetario. También es probable que algunos sectores de la tecnocracia contemplen y promuevan, en forma extraoficial, la dolarización de México. Según lo aseguran algunos analistas, el partido gobernante dolarizará antes de la próxima elección, a fin de recuperar la credibilidad perdida y tomar prestada la de un gobierno extranjero.

Con la dolarización, el Estado Mexicano habrá asumido como una condición permanente, su actual incapacidad para administrar exitosamente los asuntos económicos de México. Pasará a segundo término. Será certificado, políticamente, por el Estado Norteamericano. Esta Certificación se define por sí misma; muy probablemente, servirá como permanente arma de presión en contra de los gobernantes y las instituciones mexicanas, tal como hoy sucede ya con otro tipo de certificaciones.

Simple ecuación: si la legitimidad está en el dólar, la autoridad real radica en Washington. La puerta se abre, y el riesgo de cerrarla, es quedarnos sin moneda: primero será el dólar, luego el sistema de supervisión bancaria. Detrás vendrá también, el fisco norteamericano. Finalmente, la administración "conjunta" de justicia.

¿Qué pasa con los políticos?

Dudan, porque ya se acabaron las ideas. La espectativa es beneficiarse de la legitimidad que radica en un gobierno extranjero. Su propuesta fundamental de ejercicio público, es un contrasentido: obtener el poder, para transferirlo. Son como un Rey, cediendo la corona; por omisión, por ingenuidad o por decisión deliberada.

El mexicano común

Para el mexicano común, la dolarización quizá resulte en algo atractivo. Los recientes fracasos han despejado el camino para el advenimiento de una cultura que, por muchos mexicanos, es considerada como superior y redentora. Inobjetable: por lo menos hasta el día de hoy, resulta más fácil confíar en el dólar respaldado por la Reserva Federal, que en el peso respaldado por Banxico. Tengo entendido también, que muchos preferirían elegir a Clinton como presidente. Instituciones de crédito norteamericanas vendrían a establecerse, y muchos clientes se sentirán tentados a olvidarse para siempre de la Banca Mexicana. Quizá resulte extraordinario poder elegir entre 20 productos de factura norteamericana, hechos en México, en vez de comprar uno, producido por empresarios nacionales. Para el trabajador, resultará lo mismo cobrar su sueldo en una empresa extranjera o en una mexicana, si éstas finalmente resultaran desplazadas.

Para el mexicano común, en el peor de los casos, la dolarización implicaría simplemente un cambio de moneda, un cambio de trabajo, un cambio de banco, un cambio de producto, un cambio de gobierno. En el largo plazo encontraría, seguramente, la forma de seguir imponiendo su cultura y sus tradiciones cotidianas, porque está demostrado que el espíritu trasciende siempre, a la materia.

¿Qué pasa en México?

La crisis de México no es un problema popular; es una crisis de su clase dirigente.

Los mexicanos encargados de dirigir, de pensar, y de tomar las decisiones, han perdido la confianza en sí mismos, se han quedado sin ideas y han renunciado a su legítima ambición de encabezar los esfuerzos nacionales. Políticos, que ya no quieren gobernar. Empresarios, que ya no quieren emprender. Banqueros, que renuncian al dinero.

La clase dirigente de México parece a punto de rendirse, ante su contraparte americana.

El problema es que si nuestra clase dirigente desfallece, México se acaba como nación independiente, aunque la cultura popular permanezca. Sólo por esta razón, se termina un país: debilitamiento final de su clase dirigente. Cuando la Nobleza duda, el Reino cae.

En 1521, la nobleza de Tlaxcala decidió unirse al Extranjero, a cambio de la promesa de compartir el triunfo, sobre Tenochtitlán. Fueron engañados. El mundo de su clase superior, se vino abajo. En la debilidad, llevó el castigo: los reyes perdieron el poder, los comerciantes perdieron el negocio, los guerreros perdieron el honor. Su derrota como clase, determinó el fin de una cultura independiente.

Quien no defiende su posición, está condenado a perderla. Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla. El "nacionalismo" no es estupidez. Significa amor propio, confianza en sí mismo, legítima ambición de poder y posesión, sobre territorio y patrimonio. Las clases dirigentes de México, deberían ser nacionalistas.

***

Las clases dirigentes han incurrido en graves yerros que determinan su actual debilidad, ni duda cabe. Corrupción, ineficiencia, absolutismo, antidemocracia, agotamiento del proyecto propio. Sin embargo, todavía están a tiempo de rectificar y redimirse, conservando para sí la potestad sobre una nación independiente.

La moneda de plata, es la única alternativa:

1) El Estado conserva el poder oficial y de facto sobre México, al revestirse de una renovada autoridad moral, frente a todos los sectores ciudadanos.

2) Los banqueros siguen siendo dueños del dinero y se capitalizan a partir de un propio recurso.

3) Los empresarios conservan para sí el mercado natural, y obtienen en la plata una superior motivación, para desarrollar a México.

4) El mexicano común adquiere renovada esperanza, orgullo nacional y sobre todo, un medio seguro para conservar el valor del patrimonio.

Un pueblo orgulloso de sí mismo, motivado, lograría hazañas que hoy son insospechadas.

La dolarización implicará el debilitamiento final de las clases dirigentes. ¿Serán conscientes de ello?

Yo creo que no.

Hay desmoralización, dudan de lo propio. Por lo demás, están siendo dramáticamente engañadas.