Asociación Cívica Mexicana Pro Plata A.C.
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Moneda de Plata para México

Estabilidad y orgullo nacional

Precio Onza Libertad Fuente: Banco Azteca, Institución de Banca Múltiple.
Venta $592.00 Recompra $492.00

Hiperinflación en Yugoslavia 1993-1994
miércoles, 25 de septiembre de 2002
ACMPP
Documento sin título

Este artículo, por un reportero en Zimbabwe, África, nos alerta a los peligros sociales que entraña el uso de moneda fiduciaria (de papel) que no es redimible a la vista y al portador, en una cantidad fija de metal precioso, sea oro o plata.

Todas las monedas que actualmente existen en el mundo tienen un destino final inevitable compartido: el basurero, porque su valor, ligado a conveniencias políticas momentáneas y pasajeras, siempre va en descenso.

Por eso, el Banco de México debe introducir a la circulación la moneda de plata sin valor nominal y cotizada en forma flotante por el Banco de México, en paralelo con el dinero fiduciario (de papel) que estamos usando.

Si esto no se hace, como quiera que sea los mexicanos que quieren tener con qué comer en circunstancias de catástrofe, deben ahorrar en monedas de plata, y si pueden, en monedas de oro.

De momento, no hay pánico en México. Nuestra moneda parece razonablemente estable, aunque ha sufrido una devaluación del 12% en lo que va del año. Pero es en estas circunstancias cuando el ahorro en plata debe hacerse y no cuando sorpresivamente nos percatemos de que el país está en crisis, como sucedió a los argentinos.

La plata está valuada en la actualidad, en un nivel absurdamente bajo.

El artículo a continuación, es un valioso recordatorio de lo frágil que es la moneda fiduciaria, y con qué facilidad se llega al caos.

Hugo Salinas Price

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Zimbawe Independent (Harare)

News

Septiembre 20, 2002.

Por Barnabas Thondhlana

El peor episodio de hiperinflación que registra la historia ocurrió en Yugoslavia, durante los años 1993 y 1994. Durante el gobierno de Josef Tito, Yugoslavia mantuvo un constante déficit gubernamental que se financió mediante la emisión de dinero, lo cual produjo una tasa de inflación anual de 15% a 25%.

Después de Tito, el Partido Comunista progresivamente puso en marcha más políticas económicas irracionales. Esta situación, y la disolución de Yugoslavia (ahora Yugoslavia sólo está conformada por Serbia y Montenegro), propició una mayor dependencia de la creación de dinero para financiar la operación del gobierno y la economía socialista, lo cual condujo a la hiperinflación.

Para principios de los noventa, el gobierno ya había utilizado todas sus reservas monetarias y procedió a saquear los ahorros de los ciudadanos. Esto lo hizo imponiendo cada vez más y más duras restricciones para el acceso de los ciudadanos a sus ahorros depositados en los bancos. El gobierno operaba un sistema de almacenes en los cuales los productos supuestamente se vendían a precios artificialmente más baratos. En realidad, estas tiendas rara vez tenían algo que vender y los productos estaban disponibles solamente en el mercado libre, donde los precios estaban muy por encima de los oficiales que supuestamente se ofrecían en aquellas tiendas. Con el tiempo, todas las gasolineras cerraron y el combustible solamente se conseguía por medio de comerciantes ambulantes, que lo vendían en latas de plástico dentro de la cajuela de sus autos.

El precio de la gasolina era equivalente a $8 dls. por galón. La mayoría de los automovilistas dejaron de conducir y optaron por el transporte público. Sin embargo, las Autoridades de Tránsito de Belgrado (GSP) no tenían fondos suficientes para mantener en operación su flota de 1,200 camiones, de manera que sólo operaban menos de 500. Estos autobuses se saturaron de pasajeros y los recolectores de boletos no podían abordar para recolectar los pasajes. Debido a esto, las autoridades no podían recolectar los pasajes, aun cuando necesitaban urgentemente esos fondos.

Los camiones de carga, de basura, ambulancias y carros de bomberos estaban también sin gasolina. El gobierno anunció que la gasolina no se vendería a los agricultores para cosechar y sembrar. A pesar de la desesperada emisión de dinero por parte del gobierno, éste no tenía los fondos para mantener la infraestructura en operación. Las calles se llenaron de baches, los elevadores dejaron de funcionar y los proyectos de construcción se cancelaron. La tasa de desempleo superó el 30%.

El gobierno trató de contener la inflación imponiendo controles de precios. Pero debido a la persistente inflación y el control de precios, por lo cual los productores obtenían precios ridículamente bajos, estos dejaron de producir. En octubre de 1993, los panaderos dejaron de hacer pan y Belgrado se quedó sin pan durante una semana. Las carnicerías se rehusaron a vender en los almacenes del gobierno y esto provocó que la carne se convirtiera en un alimento inaccesible para muchos sectores de la población.

Otras tiendas prefirieron cerrar sus puertas antes que vender sus productos a los precios decretados por el gobierno. Cuando los agricultores se rehusaron a vender a los precios artificialmente bajos del gobierno, el gobierno irracionalmente utilizó sus propias reservas monetarias para importar alimentos, en vez de cancelar el control de precios.

Posteriormente el gobierno trató de detener la inflación solicitando que las tiendas llenaran formularios especiales cada vez que incrementaban sus precios, y esto significó que muchos empleados tenían que ocupar gran parte de su tiempo elaborando estos formatos. En vez de contenerla, esta política alentó aún más la inflación, porque las tiendas preferían incrementar los precios de un solo golpe por un margen mucho mayor, a fin no llenar los documentos tan seguido.

En octubre de 1993 el gobierno creó una nueva unidad monetaria. Se decretó que un nuevo dinar sería equivalente a un millón de viejos dinares. En realidad, el gobierno simplemente eliminó seis ceros al papel moneda. Por supuesto, esto no frenó la inflación, y entre octubre de 1993 y el 24 de enero de 1995 el incremento porcentual de precios fue por la cantidad de cinco, seguido de quince ceros: 5,000,000,000,000,000%.

En noviembre de 1993 el gobierno comenzó a retrasar el suministro de calefacción en los edificios de departamentos estatales, en los cuales vive la mayor parte de la población. Los residentes reaccionaron utilizando calentadores eléctricos que resultaron ser ineficientes y recargaron la capacidad del sistema eléctrico, por lo cual la compañía de electricidad ordenó apagones para mantener el sistema funcionando.

La estructura social comenzó a colapsarse. Los ladrones robaban medicamentos en hospitales y clínicas, y luego los vendían frente al mismo lugar en que los habían robado. Los trabajadores ferroviarios se fueron a huelga y paralizaron el sistema de ferrocarriles. El gobierno también fijó el nivel de las pensiones. Las pensiones se pagarían en las oficinas de correos, pero el gobierno no dio a estas oficinas fondos suficientes para cubrirlas. Los pensionados hacían largas filas frente a estas oficinas. Cuando éstas se quedaron sin fondos estatales para pagar las pensiones, los empleados pagaban al pensionado cualquier monto de dinero que ingresara por concepto de envíos.

Cuando la inflación comenzó a alcanzar esta magnitud, el valor de las pensiones podía bajar drásticamente si los pensionados se iban a su casa y regresaban al siguiente día. Entonces, preferían esperar formados largas horas, a sabiendas de que el valor de su pensión bajaba a  cada minuto que esperaban. Muchos negocios se negaron por completo a aceptar la moneda yugoslava y el marco alemán (MA) se convirtió en la moneda de facto en Yugoslavia.

Sin embargo, en las dependencias del gobierno, a los empleados gubernamentales y los pensionados todavía se les pagaba en dinares yugoslavos, por lo cual todavía existía un intenso intercambio de dinares. El 12 de noviembre de 1993 el tipo de cambio fue de 1MA por un millón de nuevos dinares. Para el 23 de noviembre el tipo de cambio estaba a 1MA por 6.5 millones de nuevos dinares y al 30 de noviembre el tipo de cambio estaba a 1MA por 37 millones de nuevos dinares. Para principios de diciembre, los conductores de autobuses se pusieron en huelga porque su pago quincenal era equivalente a sólo 4 marcos alemanes, siendo que para mantener una familia de cuatro se requerían 230 marcos. El 11 de diciembre, el tipo de cambio era de 1MA/800 millones y el 15 de diciembre era de 1MA/3,700 millones de nuevos dinares. La tasa diaria de inflación era cercana al 100%.

Cuando los campesinos que vendían en el mercado libre se negaron a vender comida en dinares yugoslavos, el gobierno abolió el mercado libre. El 29 de diciembre, el tipo de cambio era de 1MA por 950 mil millones de dinares. Para fines de diciembre, el tipo de cambio era de 1MA por 3 millones de millones de dinares y el 4 de enero de 1994, era de 1MA por 6 millones de millones de dinares. El 6 de diciembre el gobierno declaró al marco alemán como moneda oficial en Yugoslavia, y por estas mismas fechas anunció que un nuevo dinar era equivalente a mil millones de los anteriores nuevos dinares.

Esto significó que el tipo de cambio era 1MA/6,000 nuevos nuevos dinares. Para el 11 de enero el tipo de cambio había alcanzado un nivel de 1MA/80,000 nuevos nuevos dinares. El 19 de enero, el tipo de cambio era de 1MA por 10 millones de nuevos nuevos dinares.

El 24 de nero de 1994, el gobierno introdujo el ‘superdinar’, equivalente a 10 millones de nuevos nuevos dinares. La postura oficial del gobierno yugoslavo, era que la hiperinflación ocurría “debido a las injustas sanciones impuestas en contra de la población y el estado serbio”.

Fuente: James Lyon, Yugoslavia's Hyperinflation, 1993-1994: A Social History, East European Politics and Societies, vol. 10, No 2 (Spring 1996), pp. 293-327.

dinar

Billete de 500 mil millones de dinares.