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¿Por qué hay tanta informalidad fiscal en México?
martes, 22 de diciembre de 2015
Hugo Salinas Price

El periódico "El Financiero" del lunes 21 de diciembre, colocó en primer página un artículo con el encabezado "Economía informal, 'lastre' al PIB".

El artículo nos informa que 57.8% de la población mexicana trabaja en la llamada "economía informal". ¿Qué es la "economía informal"? La economía informal la componen los mexicanos que trabajan y no pagan impuestos.

Dice un dicho, que "el que es martillo, sólo ve clavos"; en el caso de Hacienda, ésta sólo ve "causantes".

Vivimos en tiempos en que la técnica ha seducido a la humanidad. La idea que prevalece en el mundo entero es que todo país debe administrarse - es decir, dirigirse - en forma central por un grupo selecto de técnicos calificados. "Técnicos calificados" son los egresados con títulos académicos concedidos por las universidades más prestigiadas; en nuestro país, entre otras, el "Tec" de Monterrey, la "Ibero", la "Anáhuac", el "Itam", el "Cumbres", etc.

La idea de la planificación económica nacional, nació en Alemania en la primera mitad del Siglo XIX. De aquella idea, de que la vida económica de una nación debe ser objeto de planificación activa, nacieron los sistemas socialistas: Comunismo, Fascismo y Nazismo; estos sistemas son congruentes consigo mismos, porque comprenden que para que la planificación sea efectiva, necesita ser completa y no parcial. De ahí que son sistemas "totalitarios". Dijo el fascista Mussolini: "Todo dentro del Estado; nada fuera del Estado."

En México, no hemos llegado al Totalitarismo, aunque en forma trasnochada, los maestros y alumnos más distinguidos de nuestra querida UNAM anhelarían la transición final a una variante (mexicana) del Socialismo, digamos "AMLOismo", que les daría la oportunidad de ascender a puestos planificadores que satisfarían sus deseos de poder y además, sus deseos de enriquecerse, según el dicho famoso: "vivir fuera del Presupuesto, es vivir en el Error".

No, no vivimos en un país Totalitario; pero cuando vemos que "El Financiero" dice que 57.8% de la población - una mayoría absoluta de los mexicanos - vive en la "informalidad", y que es un "lastre" para la economía, pues quizá más adelante se les antoje a nuestros técnicos en Economía tomar medidas drásticas para eliminar ese "lastre económico". Si fuéramos Nazis, pues habría que hacer redadas de "informales", enviarlos a campos de concentración y conducirlos a los hornos crematorios. Con tal "planificación activa" se eliminaría el "lastre" de gente que nomás no coopera con el pago de impuestos. ¡A los hornos, pues!

Hacienda deplora el hecho de que 57.8% (nótese la precisión técnica) de la población no son causantes. Su existencia reduce la cifra del PIB. Según Hacienda, los "informales" son un lastre, una lacra, una mancha negra sobre su prestigio. Como en Hacienda son excelentes técnicos, quieren apuntarse un PIB estrella, que sería un "crecimiento de 4%" del PIB. Con sólo 2.2% de crecimiento, los técnicos de Hacienda se sienten fracasados.

Pero, ¿por qué hay tanta informalidad en el pago de impuestos? Porque el dispendio Estatal y el costo de la excesiva burocracia, juntos, han requerido la confiscación de capital mediante cada vez mayores impuestos; y encima de eso, han requerido de la falsificación de la moneda mediante la inflación constante del circulante: todo ha operado para destruir capital. Banco de México, cómplice en la destrucción de capital en México.

La informalidad fiscal nace de la falta de capital; y falta capital porque por generaciones se ha confiscado capital a los productores y ahorradores; se ha desperdiciado capital, se ha malgastado capital, se ha destruido el valor del dinero, dinero que representa capital ahorrado. En 1953, se compraba un dólar con $4.85 pesos. Hoy, se necesitan unos $18,000 pesos de aquellos, para comprar un dólar; y eso, que el dólar mismo sólo vale una pequeña fracción de su valor en 1953.

La planificación económica, que se enseña en nuestra universidades en forma prácticamente exclusiva, ha causado la destrucción de capital que se remonta a generaciones anteriores a la presente; y se persiste en seguir la política confiscatoria con mayores impuestos, mismos que empobrecen a los mexicanos. Ojo al parche: el señor Subsecretario de Hacienda, Miguel Messmacher, ya declaró que sería conveniente instalar el IMPUESTO A LA HERENCIA. éste será el último clavo en el ataúd de la prosperidad de México.

Por consiguiente, por falta de capital, ¡el 57.8% de la población! se va a las calles a comerciar lo que pueda. Esta gente subsiste marginalmente, a pesar del gobierno, a pesar de las multas y mordidas que tiene que pagar - que van a dar a los bolsillos de inspectores y de los jefes de los inspectores, y de los jefes de los jefes de inspectores.

¿Quieren menos informalidad? La fórmula es sencilla, pero desagradable para quienes planifican y cobran impuestos:

Cuando se está en un agujero, lo primero es dejar de hacerlo más hondo. Así que para empezar:

El Gobierno debe:

1. ¡Bajar impuestos! ¡Bajar impuestos! ¡Bajar impuestos!
2. ¡Bajar gastos! para tener presupuesto equilibrado.

Deshacerse de Banco de México sería lo ideal, pero dada la influencia americana en nuestros asuntos, por lo pronto es imposible.

La prosperidad general nace de bajos impuestos y gobierno (muy) limitado en sus funciones, con una población que goza de una moneda sana, que conserva su valor porque su emisión no va en constante aumento.

Claro, esto supone que pueda existir un gobierno al cual le interese promover la prosperidad. Pero a la vista de los hechos, quizá eso es demasiado suponer, no porque sea muy difícil, políticamente, hacer las debidas reformas, sino principalmente porque la "óptica" - la teoría económica que prevalece - impide considerar las medidas que conducirían a la eventual prosperidad de México.